jueves, 13 de enero de 2011

LA BRUJA DE LA COLINA.

                    Subió la colina pasito a pasito como correspondía a su edad. En una de estas, el pañuelo que llevaba en la cabeza, lo zarandeó el viento, por lo que paró durante un rato para colocárselo bien. Metió el pelo por dentro y siguió el camino. Un rato más allá, vio la cabaña, en el mismo lugar de siempre, con los mismos móviles colgados, cantando en la entrada. Le gustaba escuchar ese tintineo al llegar. Tocó en la puerta, sabiendo que estaba abierta, pero antes de tocar, la voz conocida desde dentro ya le dijo gritando que pasara. ¿ Para que tocas si sabes que la puerta está abierta?, fue el recibimiento de la dueña de la cabaña, soy educada, respondió la visitante, mientras tomaba asiento. 
                     Vengo porque quiero preguntarte algo, pues yo quiero saber como está Susana, fue la respuesta de la otra, ya sabes que está bien, si, pero quiero que me lo confirmes, pues confirmado queda, nuestra nieta está en perfecto estado, en la universidad, estudiando farmacología y feliz. Bien, comentó la otra anciana, dime cual es tu pregunta, Carlos, el hermano de Susana, musitó, tiene novia. ¿Y que ? gritó la otra asombrada, no me gusta, es mala. 
                           Un silencio se dejó caer en la pequeña estancia. ¿ Estás segura de lo que dices? Lo estoy. Sabes que tengo que conocerla.  ¿ Carlos sabe algo ?No.
                          Fue un te en casa de la abuela, aunque acudieron las dos, la tarde, amena y entretenida, la pareja formada por Carlos y su chica, sentados en el sillón grande, hablando y riendo, las abuelas también. En un momento de la tarde y sin que nadie se diera cuenta, o casi nadie, unas gotas insignificantes, cayeron en la taza de los chicos, al día siguiente, ninguno de los dos, aparentaba conocerse, dejaron aquella relación, para siempre.
                          

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