Subí y subí por la escalera de intenso color azul eléctrico, en algunos tramos el tono era algo mas claro, lo que hacía que se unificara con el celeste del cielo. Parecía no tener fin y el cansancio hizo mella en mi ánimo, deseaba tan sólo sentarme un rato o al menos llegar al término de aquella alucinación que no entendía.
Los ojos empezaron a dolerme de un modo atroz, un picor doloroso y penetrante hizo que el intentar abrirlos me resultara imposible pues me lo impidió los múltiples tonos de amarillo que los bloqueaban; amarillos brillantes que de tan resplandecientes refulgían en millones de formas distintas de tornasolados, invadían mi cerebro, me invadían a mi misma.
Sentí la desesperanza de la muerte próxima. El grito que pugnaba por salir de mi garganta, jamás lo hizo, pues quedó ahogado por una fría ola que al subir la marea, mojó mis piernas, me senté de golpe, respirando entrecortadamente.
Miré a mi alrededor y hacia arriba, el sol estaba ya en lo alto, llevaba toda la mañana en la playa.
Los ojos empezaron a dolerme de un modo atroz, un picor doloroso y penetrante hizo que el intentar abrirlos me resultara imposible pues me lo impidió los múltiples tonos de amarillo que los bloqueaban; amarillos brillantes que de tan resplandecientes refulgían en millones de formas distintas de tornasolados, invadían mi cerebro, me invadían a mi misma.
Sentí la desesperanza de la muerte próxima. El grito que pugnaba por salir de mi garganta, jamás lo hizo, pues quedó ahogado por una fría ola que al subir la marea, mojó mis piernas, me senté de golpe, respirando entrecortadamente.
Miré a mi alrededor y hacia arriba, el sol estaba ya en lo alto, llevaba toda la mañana en la playa.
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