Lo que vivía no era un sueño, pero tampoco una realidad, quizá en medio de ambas, quizá mas allá de mi imaginación. Supe que al intentar suprimir lo oculto, de alguna manera salió a flote lo diáfano y claro, fue en ese instante cuando lo vi. Vi la necesidad que tenía mi mente y la de los seres que me rodeaban, de cambiar el momento actual por otro mas perecedero. Así que con los medios que teníamos a nuestro alcance, nos pusimos a ello.
No era fácil para nosotros, habíamos recabado en aquel lugar hacía tanto tiempo que ya no lo recordábamos, no habíamos pedido el cambio, simplemente, nos mandaron. Ahora, que pensábamos en que todo sería mas fácil, el intentarlo era un desafío. Cambiamos nuestras pautas de comportamiento, de vida, hasta la forma de actuar, el problema, surgió cuando nos hicieron ver la necesidad de corregir la manera de pensar. Nos miramos unos a otros, nos querían quitar lo único que nos iba a quedar, lo que era realmente nuestro. Se vieron lágrimas en algunos ojos, respiraciones ansiosas en otras personas, nadie dijo nada, todos pensaban lo mismo.
Sabíamos que había otros lugares en que se vivía de la misma manera que lo que intentaban hacer con nosotros, pero no queríamos llegar a ello, así que de común acuerdo, con una simple mirada, hicimos lo que no deberíamos. Nos dedicamos a pensar por nosotros mismos, a razonar y discurrir, pasábamos largos ratos deduciendo y filosofando, nos llamaban pacientes de alto riesgo, nos tuvieron en observación durante largo tiempo, buscando una terapia adecuada que no encontraron.
Años mas tarde, al comprobar que no éramos peligrosos ni agresivos, nos dieron el alta médica. Al salir nos dedicamos a luchar con las armas que teníamos a mano y que fueran mas inocuas, es decir, la palabra escrita y hablada.
Sabíamos que había otros lugares en que se vivía de la misma manera que lo que intentaban hacer con nosotros, pero no queríamos llegar a ello, así que de común acuerdo, con una simple mirada, hicimos lo que no deberíamos. Nos dedicamos a pensar por nosotros mismos, a razonar y discurrir, pasábamos largos ratos deduciendo y filosofando, nos llamaban pacientes de alto riesgo, nos tuvieron en observación durante largo tiempo, buscando una terapia adecuada que no encontraron.
Años mas tarde, al comprobar que no éramos peligrosos ni agresivos, nos dieron el alta médica. Al salir nos dedicamos a luchar con las armas que teníamos a mano y que fueran mas inocuas, es decir, la palabra escrita y hablada.
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