Era un jardín bastante extenso, iba a tener trabajo, por lo menos, para seis meses. Lo iba calculando mientras paseaba por las inmediaciones de toda la zona, necesitaría dos o tres ayudantes y un capataz agrícola, que se encargara de las tareas que le fuera indicando. El dueño de la casa se acercó presuroso, quería, ya, una señal de lo que tardaría. Se lo dije sin demora, no tenía problema en ello, ni problema, ni falta de trabajo, así que si no le interesaba a otro lado. Pero sí, empezaría la semana próxima, en cuanto acabara lo que estaba terminando. El jardín, quedaría magnífico en cuanto estuviera terminado, no necesitaba sino una mano que se preocupara un poco de el. Lo primero que hice, fue podar los setos de los alrededores de la casa, los dejé a la altura de la cabeza de un hombre, nadie podría ver desde fuera. Luego, los ayudantes se encargaron de ir podando los árboles, eran muchos, tomó varias semanas, pero quedaron perfectos. Quitar arbustos y malas hierbas, fue lo mas trabajoso, esto fueron varios meses de trabajo, porque era la parte mas pequeña del jardín, pero poco a poco, todo siguió tomando la idea que teníamos. Me sorprendía que en tanto tiempo de trabajo no viéramos sino al dueño de la casa, siempre pensé que alguien con tanto dinero, sería para compartir una mansión de esa características.
Y no me equivoqué, porque tres meses después, llegaron mujer y tres niños. A los chicos, los vi poco, eran adolescentes y cada cual se fue de viaje con sus amigos, a ella, al principio, no la veía mucho, se pasaba el día entre masajista, entrenador personal, dermatólogo y yo que se que mas, ella fue la que me vio a mí. Pensó encontrar el entretenimiento del verano, pero lo que no sabía era que yo no estaba dispuesto a ser entretenimiento de nadie.
Empezó a llamarme a diario, todos los días quería un cambio en el jardín, sino era esto, era lo otro. Cuando me cansé, hablé con su marido, este no me hizo demasiado caso, mas bien se rió de mis comentarios, así que, al día siguiente, pagué a los empleados de mi propio bolsillo y sin pensarlo mucho mas, ese fue el último día que trabajé en el jardín.
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