sábado, 9 de octubre de 2010

NOSOTROS TRES

               La mayoría éramos jóvenes y nos sumábamos a cualquier manifestación. Esta no era ni mas ni menos como las demás, se trataba de una manifestación en contra de la violencia animal, era tranquila y sin grandes historias.No me gustaba como maltrataban a algunos animales en mi país, así que según tenía oportunidad me manifestaba en contra de ello. Llevábamos casi una hora, todo se desarrollaba con total normalidad, la lluvia empezó a caernos encima y aunque estábamos acostumbrados a las inclemencias del tiempo, esta vez, era tan fuerte e intensa que mas que lluvia parecía  una riada que estaba a punto de pasarnos por encima, así que decidimos recoger nuestros bártulos y retirarnos. Fue buena idea, porque al poco, una intensa tormenta, invadió el cielo y la tarde que parecía clara y tranquila, se convirtió en una ruidosa sinfonía de truenos, relámpagos y rayos. Nos refugiamos cada cual donde pudimos, yo me acerqué al zaguán mas cercano y me cobije allí, ya estaba ocupado por dos chicos mas, que habían tenido la misma idea que yo. Nos sonreímos dada la situación, esperando que escampara, durante el rato, nos mantuvimos callados, sólo escuchando el sonido de la lluvia al caer. Cuando media hora mas tarde el agua dejó de caer, decidimos marcharnos, ellos vivían lejos, les sugerí si querían venir a mi casa, a lo cual aceptaron encantados.
                        Y, ahí, empezó una amistad que duraría muchos años. Una amistad de esas que uno desea que sea de por vida. Intimamos de tal manera, que a pesar de ser de familias tan distintas y de orígenes tan diferentes, poco tuvo que ver eso, pues lo nuestro fue algo que muchos años después, nos mantenía tan unidos como al principio.
                       Eramos de diferentes religiones, nuestras familias creían en dioses distintos, nosotros estudiábamos en colegios que no tenían nada que ver uno con otro. Pero conservamos lo mejor que había en nosotros, el dios en el que creíamos era el mismo para los tres, daba igual de la religión que fuéramos, lo teníamos claro a pesar de nuestra juventud. Y, eso, y la forma de ser , abierta al mundo y para el mundo, es lo que hoy día seguimos llamando..... nuestro mayor tesoro.
                  

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