sábado, 5 de mayo de 2012

Otro tipo de indigencia...

                                     Me paso el fin de semana fuera de casa, con una amiga nos vamos al sur de la isla a disfrutar del mar, sol eterno y unos días de desconexión. 
                    Tengo suerte. 
                 He llegado a un punto de mi vida en que hago lo que cualquier ser humano del planeta querría para sí. Simplemente hago lo que me da la gana.
                 Tengo tranquilidad económica, como cuando tengo hambre, no tengo obligaciones importantes ni rutinas horarias, me levanto cuando se acabó el sueño y me acuesto cuando este llega. Genial, ¿eh?
                       Pero....
                       Horror, puta palabra.            
                    Me voy a sincerar, y esto lo voy a decir en voz baja para que nadie me oiga: creo que estoy viviendo en la indigencia.
                         A ver, no hablo de indigencia monetaria, pero he descubierto que hay otros tipos. La mía es la de falta de rutinas y horarios, me he olvidado que existen. Tengo veinticuatro horas al día y  siete días a la semana para hacer lo que tengo que hacer. Nunca hay prisa para nada y si encima uno es de carácter tranquilo de por sí, apaga la luz y vámonos.
                          En éste momento miro a mi alrededor y el panorama es terrorífico, la mesa en la que escribo, es bastante amplia, pero la empequeñece la cantidad de cosas que hay encima, papeles por ordenar, un bolso, archivadores, bolis y rotuladores, una caja de almax, un libro a medio leer, una revista de digital plus que no tengo y no se de donde coño salió, una cajita vacía de no se qué, en fin, no sigo contando como está el resto de la casa porque ya se habrán hecho una idea, sólo un pequeño apunte para que el paisaje sea aún más desolador, en la cocina no hay una sola pieza de la vajilla limpia, ahhhhhhhhhhhh!!!!!!

                  Sí, dan ganas de gritar. En mi casa, eso sí, me enorgullece decirlo se vive en paz y armonía emocional y espiritual. Pero... otra vez la palabreja. Algo falla, está claro, aun no le he puesto nombre no se si es que por motivos personales o de salud me he vuelto vaga, perezosa, inconstante,voluble, pasiva, desorganizada, indecisa, irracional o simplemente soy estúpida,  lo que tengo claro es que vivir en este tipo de indigencia no me gusta. 
                      

                    Usted que lee esto, ¿conoce alguna pauta de ayuda en casos así?, o simplemente consiste en echarle fuerza de voluntad y empezar a crear uno mismo de nuevo sus rutinas olvidadas?.
                       Gracias por leerme, Maca.














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