Merula supuso en mi vida, el inicio al amor. Él fue para mí como fuegos artificiales, como un arcoiris. Aún recuerdo los días, los maravillosos días que pasábamos en Fontanales, aún hoy, puedo evocar las sensaciones, los instantes de emoción, la dulce intensidad de la pasión.
Con él supe lo que era el sufrimiento que conlleva amar, y también la dicha de saberse amado. Supe lo que significa querer y que te quieran y el sonido de las campanas en el alma. Supe escuchar el silencio y oír con entusiasmo el alboroto, supe lo que se siente al estar piel contra piel.
Él me hizo conocer un mundo nuevo de sensaciones y sentires desconocidos, con él aprendí lo que es el erotismo y la sensualidad, la virtud de la ternura, la alegría del compartir...
También me enseñó a sentir el dolor de la ausencia, del tiempo perdido, del no saber. De los días sombríos y tortuosos, de la pena de la soledad y del enigma, de los secretos que sólo uno sabe.
Él fue un antes y un después en mi vida, lo quise tanto, que todavía me duele al pensarlo.
Pero no se si es el tiempo que ha pasado o quizá los años y las experiencias vividas, que al día de hoy, le agradezco, simplemente....todo lo que me dio.
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