Somos como bombillas. Si la dicha empieza a crecer en nuestro interior, se enciende una luz que afecta al entorno. Todos condicionamos a nuestro entorno. Si disfrutas de esa luz interior y potencias su brillo cada vez más, también la gozarás más. Y esa luz alcanza cada vez más lejos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola, gracias por dejar sus comentarios, prometo contestar a todos. Besos, Maca.