La canción que sonaba se notaba escrita en un idioma de colores y mariposas. Tenue y delicada, la voz de la mujer expresaba sin dudarlo, sentimiento.
Caminé intentando saber de donde venía, unos metros más allá, un sótano entre rojo y oscuro hizo que me parara. En la puerta, un hombre descamisado me impidió el paso pidiéndome el dinero de la entrada. Le di lo que pedía y bajé.
Mucho humo y absoluto silencio fue lo que encontré, al fondo del destartalado local, una mujer, cantaba.
Un tonalidad entre profunda y ardiente, quizá con algo de tristeza en el fondo era lo que emanaba de ella. Yo también sentía la necesidad del silencio, necesitaba escuchar con todos mis sentidos. Ojos entrecerrados y sonrisa herida, piel oscura y rizos que enmarcaban su cara. No podía dejar de mirarla, era el amor hecho mujer.
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