lunes, 11 de octubre de 2010

MI PERRO Y MIS SUEÑOS

            Salí a pasear al perro al bosque cercano, mi padre se negaba en redondo que fuera a esa zona, pero hoy no estaba en casa, con un animal tan grande protegiéndome, no me pasaría nada. El bosque era tupido, de arboles centenarios y de vegetación oscura y densa. Pero los niños del lugar conocíamos la zona relativamente bien, siempre recuerdo, cuando pequeña, las correrías de mis hermanos y primos a espaldas de mis padres, hasta que estos se enteraron, estuvimos una semana sin salir de casa, nunca mas nos acercamos allí.  Miercoles, el perro, correteaba encantado, era una mezcla de pastor alemán y otro desconocido, pero se notaba que no era de raza, en sus orejas, el morro mas pequeño, y... me interrumpió los pensamientos un ladrido  y el clásico ruido que hacen cuando alguien los amenaza, lo llamé a gritos y me dirigí corriendo al sitio de donde provenían los sonidos,  el grito lo dí yo, cuando ví al perro en el suelo, herido de muerte, corrí lo mas lejos que pude hasta que algo me golpeó la cabeza y perdí el conocimiento.
                         Una y otra vez soñaba con la escena, desde que me pasó, fue real, me encontraron en el bosque, dos días mas tarde, caminando como un zombi, sin saber donde me encontraba. Tardé varios meses en recuperarme, de todo esto habían pasado muchos años, tantos, que podía acudir otra vez al bosque sin miedo alguno, pero los sueños no me dejaban en paz.
                         Cuando empecé a ir a la universidad, acabaron las pesadillas, mi compañera de cuarto se solidarizó conmigo, trazamos un plan, que dio bastante buen resultado. Como el sueño empezaba a la misma hora todas las noches, ella sugirió yo te despierto a esa hora y te hablo de que vamos a ir juntas al bosque, o sea que no te veras sola en el paseo, además, te diré que llevo un arma de fuego. Y,efectivamente, tuvo la paciencia de hacerlo de esa forma, como yo no me despertaba nunca del todo, me daba la sensación de que estaba acompañada, era algo muy raro, porque no pensé que diera tan buen resultado, se metía en mi sueño de una manera muy sutil, hasta que después de tres o cuatro noches, cuando el asesino vino a matar a mi perro, ella lo mató con su pistola. 
                            Ese fue, el último sueño, ahí acabaron mis desgraciadas pesadillas.

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