Para mí, mis escritos son como hijos. Uno pare una idea, la desarrolla y deja que crezca. Sé que esta ahí y pienso en ella, pero va germinando hasta pasado un tiempo, entonces con cuidado y como una extraña, la leo y releo y empiezan las correciones, tachaduras, escritos en los márgenes, a veces, como en el colegio, lo paso a limpio y... el niño ya es mayor de edad.
Lo mejor de escribir es el principio, es decir, la euforia de la idea. Cuando ésta surge, el lápiz vuela sobre el papel, formando un todo con el pensamiento. Brutal unión entre mente, ojos y mano, no existe en el mundo nadie más, es la exaltación de los sentidos. Cuando experimentas esas sensaciones, es evidente que la idea de volver a percibirlas, nos atrae y entusiasma. En mayor o menor medida todos buscamos para poder sentir.
Es muy estimulante comprobarse creador de algo.Yo, expreso mis sentimientos, ó quiza me inspira aquella conversación ó palabra o descubres un gesto, percibes una mirada, reconoces...todo puede pasar en un instante, un intenso pero fugaz momento, en que simplemente, me siento y...lo cuento
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