La eterna soledad de mi alma, abre a diario la puerta en donde toca con fuerza la desdicha. Me llama sin sentido una y otra vez, esperando una respuesta que no llega. Le hablo, le digo, es inútil, no hace caso de mi súplica que sobrecoge.
Sólo se que cuando llegue el instante en que nos reunamos de nuevo, te haré saber el poderoso enigma que rige mi vida, el secreto inconfesable de mi querer.
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