martes, 11 de enero de 2011

JUANA Y LA HERMANA DE JUANA.

                  Cuando Juana y su hermana, si, suena a risa, eso de Juana y su hermana, pero fue así. Pues a lo que voy, acudieron al médico de su pueblo, ninguna de las dos sabía que la hermana de Juana  estaba embarazada. Digo ninguna de los dos, porque la afectada tampoco lo sabía.
                 Eran chicas de pueblo de esas de las de antes, bueno, muy de antes, porque tenían una media de treinta y seis años, eran gemelas e iban juntas a todas partes. La hermana de Juana empezó con unos extraños síntomas, como las dos vivían solas, pensaron que tendría una gastroenteritis, pero les pareció raro que Juana no tuviera los mismos síntomas,  teniendo en cuenta, que comían y bebían lo mismo.
                     Así que cuando el doctor, observó a la hermana de Juana, le hizo los pertinentes análisis, la volvió a observar, esta vez mirándolas a las dos a la cara, fijándose en las sonrisas un tanto bobaliconas que compartían, y en el enorme lunar oscuro del cual salían dos pelos, que estaba situado en el centro de la frente y que también compartían. 
                     En fin, las observó durante un rato más y se detuvo a pensar sus cosas, entonces y sólo entonces, habló. Se dirigió a la hermana de Juana, acercándose un poco a través de la mesa, le dijo: estás embarazada.
                      El doctor pensó que la tendría que recoger del suelo, pero no, las hermanas se miraron entre sí y sonrieron, con la misma sonrisa bobalicona con la que entraron en la consulta del doctor. 
                                                     

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