miércoles, 22 de septiembre de 2010

LA LLUVIA

                             En el techo de plástico, escuchaba el sonido de la lluvia, que cantaba como sólo ella sabe hacerlo. Le acompañaba, varios tonos mas bajos, el ruido que hacía al golpear contra el piso de gres de la terraza. Era todo un concierto de gorgoteo y alboroto, que ocasionaba que el reverberar del agua, se acercara más a los apagados silencios de la naturaleza, pues los ruidos normales de la ciudad, por motivo del agua, habían cesado.
                        En ese momento, una persona joven y no vestida para la ocasión, salió de su casa cercana al puerto, pegada a la pared para evitar mojarse en lo posible, caminó lo mas deprisa que pudo hasta que llegó a su destino. Aunque era por la mañana, la oscuridad del día, presagiaba que la lluvia se convertiría en tormenta, por lo que el trámite se aceleró y ella salió pronto del edificio y retornó a su casa. Todos los días que la mandaban, hacía el mismo trayecto, ignoraba exactamente su misión, pero recibía un buen dinero por ello y con eso le bastaba.
                     Alicia tenía una madre enferma y tres sobrinas a las que cuidar, pues su hermana, años atrás, un triste día desapareció de su casa, dejando a las tres niñas a su cuidado. Desde entonces se había volcado en ellas como si fueran sus propias hijas, de donde viniera el dinero le importaba poco, lo necesitaba, eso es lo que sabía.
                          Pero el narcotráfico era muy peligroso, aunque ella se imaginaba, no tenía la certeza absoluta y ni aún así, lo hubiera dejado. Así que cuando le propusieron llevar un fardo en plena noche a no se que sitio, no puso obstáculo ninguno, realizó su cometido sin ningún problema y a la mañana siguiente leyó en los periódicos que habían atrapado a las personas que habían recibido su envío.
                          Supo que estuvo a punto de terminar con su libertad y con la de su familia, pues si  no llevaba dinero a casa, ellos no comían. Así que después de pensárselo no demasiado, decidió dejar aquello, vivir con menos, pero con la tranquilidad del que sabe que vive bajo la ley.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hola, gracias por dejar sus comentarios, prometo contestar a todos. Besos, Maca.