viernes, 8 de abril de 2011

La llamada de una amiga.

                             Cuando la escuché hablar de aquella manera, supe que nuestra amistad había acabado. Ella, simplemente, cambió su manera de ver la vida, yo, por mi parte, también. Nuestro afecto y camaradería, duró muchos años, pero había llegado a un punto en que ni ella ni yo, teníamos nada en común. Sendas distintas y caminos diferentes. El dolor me invadía al pensar en lo que dejamos atrás. Fuimos durante años como uña y carne, ahora todo había cambiado. 
                    Al darme cuenta de la terrible diferencia que se había generado entre las dos, se me ocurrió llamarla e intentar cambiar lo sucedido, pero era algo casi imposible, de tan fuerte, era inaccesible. Durante tiempo, estuve pensando en ella, me apenaba haberla perdido como amiga. 
                        Pero sucedió que unos meses más tarde, necesitó de mí. Un problema en su vida hizo que se acordara de tiempos pasados y me llamó. 
                          Actué como siempre lo había hecho y la ayudé en lo que pude. Me gustaría que su llamada fuera para simplemente, contarme que me echaba de menos.
                                      

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