Sencillo, desde luego, no fue. Tampoco supuso un contratiempo más serio con los que me he tenido que enfrentar. Averiguar que mi familia había mantenido un secreto sin compartirlo con sus hijos, no me pareció de ninguna forma natural. Pero lo que estaba claro es que casi nada de lo que hacían era como para tirar las campanas al vuelo.
Así que cuando a la mañana siguiente le comuniqué a mis padres que me había dado cuenta de que mis hermanos y yo éramos adoptados, se quedaron de piedra. Las partidas de nacimiento las guardaron en el fondo del trastero, nunca imaginaron que yo, buscando y rebuscando algo, que ahora ni recuerdo lo que era, dí con ellas. Ahí empezó la historia de mi vida. Y digo empezó, porque de aquí para atrás, fue de lo más normal. Entonces empezamos los cuatro hermanos una tremenda búsqueda hacia la que era nuestra auténtica familia.
Así que cuando a la mañana siguiente le comuniqué a mis padres que me había dado cuenta de que mis hermanos y yo éramos adoptados, se quedaron de piedra. Las partidas de nacimiento las guardaron en el fondo del trastero, nunca imaginaron que yo, buscando y rebuscando algo, que ahora ni recuerdo lo que era, dí con ellas. Ahí empezó la historia de mi vida. Y digo empezó, porque de aquí para atrás, fue de lo más normal. Entonces empezamos los cuatro hermanos una tremenda búsqueda hacia la que era nuestra auténtica familia.

No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola, gracias por dejar sus comentarios, prometo contestar a todos. Besos, Maca.