jueves, 1 de diciembre de 2011

Mi forma de dormir...

                                         Despertarme a medianoche era un suceso normal en mi vida. Me pasaba desde hacía muchos años, y a pesar de los medicamentos que me mandó el médico y de infusiones variadas, nada había hecho que cambiara esa terrible manera de dormir.
                                     Al conocer a Eduardo la historia cambió, no se si por tener una sensación de apoyo y seguridad, pero lo cierto es que a partir de entonces tuve sueños regulares. Pero esa relación no duró sino unos pocos años, tres para ser más exactos y mi dormir volvió a convertirse en un martirio. Casi diría que fue a peor, a las doce, a las tres de la mañana y había días, que a las cinco me despertaba de nuevo.
                                         Fue entonces cuando aconsejada por alguien me dediqué a pintar por las noches. Compré los útiles de pintura y a la noche siguiente me dediqué a ello con entusiasmo. Me costó al principio, pero según fueron pasando los días, empecé a descubrir un faceta insospechada en mí. 
                                   Encontré cierta agilidad para todo lo que era el dibujo, ciertamente no lo hubiera sospechado nunca. Cuando ya llevaba en aquella afición casi seis meses, un marchante de arte vio mis cuadros. Se entusiasmó de una manera que pensé que se burlaba. Pero no era así, se sentía verdaderamente atraído por lo que pintaba.
                                     Casi sin darme cuenta me convertí en una pintora de prestigio. Lo mejor de todo esto fue, que al pasar las noches en vela y parte de las mañanas, la noche siguiente dormía  en el mejor de los sueños... el cansancio me hacía dormir de un tirón toda la noche.         







                                           

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