sábado, 23 de abril de 2011

El valle y él.


 El valle se abrió ante mis ojos mostrándose en todo su esplendor.
En las cumbres nevadas, el sol se imponía como dueño y señor, haciendo que brillaran con inusitado entusiasmo. Caminé como siempre, hacia la montaña más cercana, me encandilaba la fuerza vital de ese lugar y en cuanto podía, acudía a saborear el aire puro y vivificador. Al llegar a la cumbre cercana, el prado verde e intenso, parecía estar esperándome, como siempre, cargado de un césped fuerte y cuyo olor parecía que traspasara fronteras.
                                Caminé ligera, sin zapatos, sabía que mis pies se teñirían del color oscuro de la hierba húmeda, pero no me importaba, sentir la suave sensación, era lo que realmente quería en ese momento. Casi dos horas más tarde, decidí volver a casa, empezaba a oscurecer y hacía frío. Había caminado con rapidez y me alejé demasiado de la zona conocida, cuando al dar una vuelta por un pequeño sendero vi el pañuelo que llevaba al cuello que se me había caído, me dí cuenta  que me había perdido.
                  Empecé a ponerme nerviosa, pues no llevaba móvil y era casi de noche. Una neblina iba apoderándose poco a poco de la zona, sabía que dentro de un rato no vería al caminar. Había dejado atrás hacía rato el prado, ahora estaba en una zona boscosa, rodeada de pequeños senderos y veredas no muy conocidas, en ese momento, no sabía que hacer.
                      Entonces fue cuando oí la cancioncilla, alguien la silbaba, alguien iba por la zona de una forma tan relajada que no tenía reparo alguno en silbar, empecé a dar gritos de hola y necesito ayuda, la canción paró y escuché la voz de un hombre que me decía voy a seguir cantando, dirígete a mi voz. Así lo hice y en breve lo encontré, tenía más o menos mi edad, sonreía como si no pasara nada, le comenté lo asustada que estaba, que me había perdido, él me dijo que no me preocupara, que el pueblo estaba cerca y llegaríamos en seguida. Fue mi salvador, encontrarlo, con su alegre forma de ser y su saber estar, ha sido lo mejor que recuerdo en mi vida.
                     

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