
Siempre estaban malhumorados y con frecuencia eran hasta groseros en su forma de tratar a los hijos. Criticaban a los vecinos de los alrededores y la avaricia era mal común en los dos, autoritarios y ambiciosos, no entendía como podía mi marido entenderse con semejantes padres, pues los veía hablar con ellos como si fueran almas de dios.
Eso es lo que me parecieron al menos la primera semana que estuve allí. Después, cambié mi apreciación, pues empecé a darme cuenta de que no todo el monte es orégano y que aquella gente, es verdad que eran como yo los he descrito, pero también tenían una serie de virtudes que no me había dado cuenta.
Eran trabajadores y buenos organizadores, perfeccionistas y generosos. Me vine a dar cuenta de que incluso eran altruistas, pues hacían obras de caridad en varias ong.
En fin, que después de varias semanas de convivir con ellos, cambió mi apreciación, pude pensar que mis suegros, no eran tan mala gente como realmente yo, había creído.
Eso es lo que me parecieron al menos la primera semana que estuve allí. Después, cambié mi apreciación, pues empecé a darme cuenta de que no todo el monte es orégano y que aquella gente, es verdad que eran como yo los he descrito, pero también tenían una serie de virtudes que no me había dado cuenta.
Eran trabajadores y buenos organizadores, perfeccionistas y generosos. Me vine a dar cuenta de que incluso eran altruistas, pues hacían obras de caridad en varias ong.
En fin, que después de varias semanas de convivir con ellos, cambió mi apreciación, pude pensar que mis suegros, no eran tan mala gente como realmente yo, había creído.
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