Encendió el primer cigarro del día y mientras aspiraba el humo con entusiasmo, se sentó frente al ordenador, para comprobar los mensajes que había recibido. No había nada especial, nada que no fuera lo que recibía todos los días. Pero cuando abrí el último, me sorprendí, porque este si que era diferente, se trataba de una invitación de un desconocido, a una especie de fiesta o algo así. No sabía quien me lo enviaba, pero esa tarde no iba a hacer nada especial, así que pensé porqué no ir. No lo maduré demasiado rato, la supuesta cita, era a las siete de la tarde en un céntrico hotel, a esa hora estaba allí, compuesta para la ocasión.
El hotel, era en verdad, uno de los mejores que había visto nunca, el lujo se notaba por todas partes, los empleados se desvivían por atenderte y uno sólo quería vivir así el resto de sus días. Y, si, viví así durante muchos años, porque me metí en una secta sin nombre, me atraparon de tal manera, que ni recuerdo como fue, sólo se que durante muchos años, hice lo que ellos quisieron, puse mi nómina a su nombre, en definitiva, era toda suya.
Fueron cinco largos años, en ese tiempo conocí a gente manipuladora y a otras personas, que, como yo, se encontraban en un sitio en donde realmente, no querían estar. Con la ayuda de esta gente, al darme cuenta de que existían personas que, como yo, querían vivir de otra forma, fue primordial el darme cuenta de una serie de cosas, que me hizo tomar la determinación de marcharme para siempre de allí.
Años mas tarde recordaba la pesadilla de aquel tiempo, no quisiera volver a repetirlo, nunca, jamás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola, gracias por dejar sus comentarios, prometo contestar a todos. Besos, Maca.