viernes, 8 de marzo de 2013

El hada triste.


                                                    Estaba sentada en una roca en la orilla de la playa, abrazaba sus rodillas con los brazos, la mirada hacia lo lejos sin observar la tarde que caía. No le faltaba sino las alas para parecer un hada triste, su traje de tela fina se movía alrededor de ella cuando la brisa así lo decidía. Era una adolescente perdida en su complejo mundo de vulnerabilidad y sensaciones.
                              Una amiga que la buscaba hacía rato, la vio desde el paseo y quitándose con prisas las sandalias, bajó corriendo a la orilla mientras gritaba su nombre, Yanira. 
                                      El hada triste se movió incomoda por la interrupción de su pena, pero al ver quien era una sonrisa se dibujó con cuidado en su cara, bajó languidamente de la roca y abrazó a su amiga que  traía el antidoto que necesitaba,  sólo una frase: Juan me preguntó por tí. 
                                          










                                                 

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