Cuando llegaron los obreros, Marian ya estaba despierta hacía un buen rato. Oyó el timbre y se acercó a la puerta con la sensación de cansancio que la acompañaba desde hacía unos meses. Al abrir pensó que aquello parecía una patrulla más que obreros, cinco hombres cargados con herramientas, cajas y maderas, se arremolinaban dispuestos a empezar la tarea.
Una hora después decidió marcharse, el ruido la estaba matando y el dolor de cabeza era ya imposible. Llamó a Carla, una amiga que vivía en el centro y quedó con ella.
Cogió el autobús después de esperar diez minutos, en la mitad del trayecto el dolor de cabeza era tan agudo que ni el masaje en las sienes se lo alivió, mientras pensaba en quedarse en la parada de su Centro de Salud, Marian se desmayó.
Cuando despertó, no sabía el tiempo que había pasado. Tampoco sabía quienes eran las dos personas que estaban a su lado.
Un médico muy amable, le explicó que la habían operado de un tumor en la cabeza, eso lo entendió. Le hizo una corta revisión y le pareció que todo estaba correcto, pero se preocupó un poco cuando Marian le preguntó quienes eran las personas que estaban afuera. Le dijo que eran su marido y una amiga, que era normal después de la operación no recordar cosas y que poco a poco los recuerdos volverían, que había sido una operación muy complicada.
Veinte días más tarde, Marian volvió a casa. Sin sus recuerdos.
Empezó para ella una vida nueva, conoció gente que no sabía que existía, como su marido y sus hijas, también empezaron a acudir amigos que se fueron presentando al llegar. Alguno intentaba hacerle recordar momentos que pasaron juntos, pero Marian no recordaba nada.
A pesar de todo se sentía feliz, arropada por amigos y familiares que la trataban como a una invitada, daban lo mejor de ellos y se volcaban en su persona.
Su marido organizó fiestas en su honor e incluso la llevó de crucero. Hacían el amor casi todos los días, Marian estaba satisfecha con su nueva vida.
Fue entonces...cuando empezó a recordar.
Al principio eran retazos, cortos momentos de su vida pasada. Los flashes acudían en el instante mas inesperado, viendo la tele o en medio de un sueño.
Y lo que veía, no le gustaba.
Vio a una mujer gris, casi oculta al mundo y un tanto desesperada. Sintió muy de cerca la imagen de un marido con el que no compartía nada. Se veía a sí misma trabajando desde por la mañana hasta por la noche al igual que su marido. Tenían mucho, pero querían más. Lo que vio, no le gustó.
Fueron pasando los meses y no dijo nada. Pasado un tiempo decidió que prefería esta nueva vida a la anterior. Vivir de esta manera, era agradable.
No olvidó el pasado, lo que hizo fue guardarlo lo más profundo que pudo.
A pesar de todo se sentía feliz, arropada por amigos y familiares que la trataban como a una invitada, daban lo mejor de ellos y se volcaban en su persona.
Su marido organizó fiestas en su honor e incluso la llevó de crucero. Hacían el amor casi todos los días, Marian estaba satisfecha con su nueva vida.
Fue entonces...cuando empezó a recordar.
Al principio eran retazos, cortos momentos de su vida pasada. Los flashes acudían en el instante mas inesperado, viendo la tele o en medio de un sueño.
Y lo que veía, no le gustaba.
Vio a una mujer gris, casi oculta al mundo y un tanto desesperada. Sintió muy de cerca la imagen de un marido con el que no compartía nada. Se veía a sí misma trabajando desde por la mañana hasta por la noche al igual que su marido. Tenían mucho, pero querían más. Lo que vio, no le gustó.
Fueron pasando los meses y no dijo nada. Pasado un tiempo decidió que prefería esta nueva vida a la anterior. Vivir de esta manera, era agradable.
No olvidó el pasado, lo que hizo fue guardarlo lo más profundo que pudo.
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