Cuando conocí a Carmen, era una autora de éxito. Su primer libro era número uno en ventas y ya había empezado a escribir el segundo. Varias editoriales pugnaban por la publicación de éste último.
La felicidad de Carmen era desbordante, por fin había conseguido realizar su sueño. A través de las redes sociales, los amigos se multiplicaban y a nivel personal tenía una relación estable. A veces pensaba que no había mujer más feliz en el mundo que ella.
Las cosas no fueron siempre fáciles para Carmen, era hija de una familia de procedencia humilde que vivían en un pequeño pueblo costero. Muchos hermanos que alimentar y un solo sueldo en casa. Estudió para profesora y daba clases, el resto del día lo dedicaba a escribir.
Cuando contacté con ella, lo hice a través de una red, con el tiempo quedamos para vernos y la amistad se mantuvo durante años.
Hasta que Juan, su pareja la abandonó.
El porque sucedió nunca lo supo ni ella ni el resto de sus amigos, simplemente se acabó el amor. Todos lo entendimos así y procuramos que para ella fuera lo más fácil posible.
Durante meses no la dejábamos sola y procurábamos mantenerla entretenida. Pero algo había cambiado, se hizo una mujer introvertida y triste. Según el tiempo fue pasando, Carmen estaba peor, le aconsejé que pidiera ayuda a un especialista, que no era ninguna vergüenza solicitar ayuda cuando se necesitaba. Pero ella no creía necesitar nada.
Carmen empleaba todo su tiempo en odiar.
En el camino dejó atrás muchas cosas. Los amigos nos fuimos alejando pues no atendía a llamadas ni quería saber de nosotros. En la dirección que había decidido tomar de ira y frustración, no había cabida para nadie mas.
Se dedicó a escribir a diario en su página web, todo lo que sentía, acumulando sentimientos negativos y dolor.
Al principio todos estaban con ella, con el paso de los meses, la gente se fue aburriendo y casi no recibía mensajes de apoyo. Pasados unos años, decidió por presión de la editorial, seguir con su libro, entonces se dio cuenta de que algo muy importante también había quedado en ese sendero de amargura, la creatividad.
Hoy día... Carmen sigue dando clases en el colegio...
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