Fíjate que fue en el momento en que te cuento, cuando sin casi quererlo, cambié mi forma de ver las cosas. Estaba con la gente de siempre y en el lugar de todos los días, entonces, empecé a darme cuenta que la manera que tenía de vivir y de sentir, no era la que quería para mí. Radicalmente hice el cambio, el instinto y la impresión diaria no me funcionaba así. Quizá eran tantos sentimientos negativos o la frustración del día a día, en todo caso la serie de acontecimientos pasados también habían dejado su huella.
Pero los años que pasaron, hicieron que todo quedara totalmente aniquilado, que lo que parecía algo realmente doloroso y lleno de heridas, en la actualidad, fuera mucho más banal. El rencor y la ira, se fue olvidando poco a poco y en el momento actual, sólo queda una entrañable unión, donde antes había puro odio.
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